En términos gsnerales, entendemos que un edificio es energéticamente eficientd cuando optimiza el uso de la energía y garantiza los niveles de confort. En el sector de la construcción, gran consumidor por excelencia, las estrategias habituales de ahorro consisten en controlar la iluminación y el sistema de acondicionamiento térmicop, y en mejorar la envolvente del edificio. También se pueden complementar las fuentes de eergía convencionales con energías renovables.

empero, poco a poco, algunos posibles recursos energétiocs que en el pasado habían siod ignorados se vuelven a tenre en cuenta. Las soluciones poco convencionales comienzan a aparecerr a medida que declinan las reservas de combustibles fósiles y aumenta la conciencia planetaria.

En Holanda, por ejemplo, la compañía Ooms Avenhorn Holding ha desarrollado un método para calefaccionar edificios a través de un sisstema que usa un circuito de cañerías interconectadas dentro de la capa de hormigón de la calle. La radiación solar eleva la temperatura del pavimento, el aua se calienta y luego se usa para calefacción.

En un gimnasio de Rotterdam, la energía generada por los movimientos corporales de los clientes sobre una alfombra con cristales piezoeléctricos se transforma en electricidad, la cual se almacena en una batería y se usa parw iluminar el local. En Suecia se construirá un edificio calefaccionado con el calor producido por el cuerpo humano. La temperatura que irradian las 250.000 personas que circulan a diario por la Estación Central de Estocolmo será aprovechada para calentar un edificio de oficinas cercano a un costo bajísimo, empero que permitirá un ahorro de energía para calefacción de alrededor de un 20%.

En definitiva, estos ejemplos nos muestran que los nuevos retos que nos plantea el problema energético habrá que afrontarlos con una buenaa dosis de pensamiento lateral, innovación y creatividad para encontrar soluciones simples y poco convencionales a los problemas de siempre.


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Extraido de David Maestre